Woody Allen
Ante la frustración que he mostrado después de las sistemáticas trampas de nuestros adversarios durante todo el proceso y la asamblea ilegítima celebrada por quienes pretenden terminar con el proyecto del Partido Alternativa Socialdemócrata, he recibido entre las respuestas de mis amigos y familiares, una constante que, pese a su intención solidaria, me aterra y no consigue aminorar mi indignación: No te desgastes, así es la política...
Tras seis meses de iniciada mi participación en el proceso interno de elección de órganos de dirección para apoyar el proyecto del grupo de Patricia Mercado, estoy obligada a hacer un balance de lo que hemos conseguido construir durante esta etapa. Entiendo que parezca exagerado hablar de seis meses como si representaran la etapa de una vida, pero con el ritmo de estos acontecimientos y el impacto de su intensidad, este periodo ha sido definitivo para lo que soy y lo que seré.
Y como soy política y vivo para la política, porque estoy convencida de que es el espacio público para dirimir los conflictos humanos y organizar a las sociedades en torno a causas e intereses comunes, primero que nada debo preguntarme si lo que ayer denominaron "Partido Socialdemócrata", es la evidencia de que así es la política o si es sólo la evidencia de que unos cuantos monopolizan el poder y por lo tanto desvirtúan la política.
Y mi pregunta efectivamente esta hecha con trampa. Si respondo que así es la política, nulifico cualquier argumento que dignifique la tarea de organizarnos en un sistema incluyente, mato cualquier posibilidad de valor en el trabajo comunitario, me burlo de la iniciativa de miles de ciudadanos dispuestos a trabajar por los intereses de muchos y no sólo de unos cuantos. Mi pregunta es tramposa porque me niego rotundamente a pensar que no hay Alternativa, y no tiene más que una respuesta, porque no voy a permitir que la virulenta interpretación de que en la política no hay cabida para la renovación, toque siquiera mi piel.
El sábado 29 de marzo nos reunimos más de 600 personas a defender nuestro proyecto. La mayoría convencidas de que no sólo debemos modificar los objetivos para los que en México se hace política, sino los mecanismos con que se practica. Debo decir que algunos de los presentes, los menos afortunadamente, prefirieron resignarse y abandonaron la sala. Ahora confirmo que no había mejor momento para conocer a quienes decían abanderar este proyecto y en realidad colocan sus intereses particulares sobre los intereses públicos. Al participar en la "asamblea nacional" del domingo se acomodaron en el lugar adecuado.
Los demás, los más, nos quedamos a manifestar nuestro derecho a hacer una política digna, honesta, que rinda cuentas y en la que se pongan en práctica los principios democráticos desde las células más básicas del partido. (VER POST. MANIFIESTO "POR UNA IZQUIERDA ÉTICA Y CIUDADANA).
¿Qué hemos conseguido?
- Hoy estamos en espera de que se celebre nuestra Asamblea Nacional en un marco de certidumbre jurídica. Para ello debemos esperar a que el Tribunal Federal Electoral dicte sentencia sobre las impugnaciones que realizamos a las asambleas que se celebraron en Guerrero, Morelos, Baja California y el Estado de México, validadas por María Elena Homs, presidenta de la CANEOD pese a que demostramos que los grupos que apoyan Begné están integrados en su mayoría por militantes del PRI y del PRD. Además, las actas de las asambleas de Guerrero y de Baja California no cumplen con los requisitos señalados por la normatividad correspondiente, ya que se suscribieron en fechas y sedes distintas a las señaladas por la convocatoria, para beneficiar al grupo de Begné. Estamos en espera también de la sentencia del TRIFE a nuestra impugnación a la Asamblea del Distrito Federal, que se llevó a cabo ilegalmente, después del conteo parcial de la Comisión, y de la violencia probocada por los porros que contrató Enrrique Pérez, ambas causales de nulidad que fueron ya notificadas por el notario.
- Hoy, sabemos con certeza que somos una fuerza ciudadana organizada, dispuesta a hacer política diferente, con representación en todos los estados de la República. A diferencia de nuestros adversarios, que decidieron ignorar por completo a estados como Sinaloa, Sonora, Zacatecas, Guanajuato, Chihuahua entre otros.
- Hoy somos varios grupos de ciudadanos organizados, con liderazgos de convicción para transformar desde lo cotidiano las condiciones de desigualdad social, dispuestos a denunciar la corrupción que pudre al sistema político.
- Hoy está en riesgo la perdida del espacio institucional que representa el registro de un partido político pero resistiremos por todas las vías pacíficas y legales para recuperarlo.
- Hoy sabemos con claridad quienes queremos una Alternativa para la pólítica de nuestro país y quienes se apoderan de los escasos espacios de representación pública para enquistar a las oligarquías de priístas que ya ni en el PRI tienen cabida.
Todo esto se ha ido fortaleciendo durante este desgastante proceso. Somos afortunados. Somos políticos diferentes, sin miedo a decir que lo somos, porque asumimos la responsabilidad de ser una Alternativa real, comprometida con la lucha contra la pobreza y promotora de la justicia social.
2 comentarios:
sabes que yo siempre he querido ser maga??? en serio!!! ya sé hacer unos truquitos, aunque todavia no me sale lo desaparecer la injusticia...ora que lo pienso debo volver a considerarlo... a practicar la magia!!!
Besotes!
Paola
ES QUE LA POLÍTICA ES ASÍ....
Por Ricardo Becerra.
Casi todos los partidos mexicanos y sus prominentes ideólogos, están inundados de una múltiple hemiplejía política y ética: en la lucha por el poder todo es posible, para ganar, todo se vale, todas las estrategias son “racionales” y pueden ser justificadas “porque así es la política”. Esa es la vía que ha transformado la inteligencia en cinismo.
Por eso hemos visto de todo: desde inauguraciones de campaña con el estandarte sacro de la virgen de Guadalupe, hasta el espectáculo mundano del chippendale, en festejo por el día de las madres. El ambiente es nebuloso, prolijo en maleza ideológica. Como no hay otra crítica, el tráfico de militantes se multiplica sin mayor explicación que la de poder “ganar”: así Layda Sansores, ex priísta, ex perredista ahora es foxista. Ex candidatos a gubernaturas por el PAN recapacitan y concluyen que Labastida es el mejor presidente imaginable. López Obrador, el candidato más poderoso en el D.F. se viste de víctima, y emprende una enardecida campaña para combatir un asunto ¡que ya había sido solucionado a su favor! Así es la política, dicen.
La cosa tiene hasta sus teóricos: “Lo más importante es ganar, no se trata de ver que principios se suscriben...la campaña es un referéndum...no un concurso de belleza entre candidatos, plataformas, programas ni principios”, afirma Jorge Castañeda. Explicado en una nuez, este es gurú del pensamiento político del momento: los principios son una especie de accesorios que uno se pone o se quita según la coyuntura. Los principios estorban, porque quitan capacidad de movimiento, son en realidad un lastre para las criaturas políticas de la transición. Lo importante, claro está, es ganar.
La política ya no es una actividad con contenidos concretos, y se vuelve pura prestidigitación: la oportunidad se impone al contenido y en lugar de intelectuales nos quedan extravagantes vendedores en un mercado turco.
Pero esa no es “la” política; al menos hay otro tipo de política, y el que no lo quiera creer que se vea en el espejo brasileño. En 1998, Fernando Henrique Cardoso ganó en la primera vuelta con un porcentaje superior al cincuenta por ciento ¿lo hizo prescindiendo de sus principios y sus programas? Todo lo contrario, ganó diciéndole a los brasileños que iba a instrumentar un programa económico muy duro, que iba a recortar el gasto y que iba a incrementar impuestos. ¿Quiere decir entonces que los brasileños son masoquistas? No, quizás sean racionales, pero no en el sentido vulgar de los oportunistas; son racionales porque sospechan que el gobierno es complejo, que la economía es un asunto difícil donde no hay recetas para que el bienestar llegue gratis, y que las promesas fáciles suelen embaucar, y no solucionar.
Cardoso apeló a la percepción y al entendimiento de su país. Lo hizo de manera brillante y clara: “...debemos adelantarnos a la crisis, prevenirla y eso va a costar que todos hagamos nuevos esfuerzos. No es mi intención engañar a nadie. Lo que propongo es lo que creo; lo necesita el país en un momento difícil. Apelo al entendimiento y a la responsabilidad. Creo que mi alternativa es más sensata...no pienso esperar ni un minuto a que la crisis se presente o meter la cabeza en la tierra prometiendo bonanza inmediata, como si los riesgos no existieran”.
Ese fue su discurso de cierre y también el tono de toda su campaña. Dijo Cardoso: “Los brasileños llevan décadas aprendiendo por su propio pellejo que no todo se puede, lo han comprendido y prefieren la responsabilidad, la seriedad, que la espectacularidad, la mentira o la desesperación...la demagogia es un artículo demasiado caro”.
El punto es que este tipo de campaña y ese tipo de política fue la ganadora. Cardoso demostró lo elemental: los principios y los programas propios no son prescindibles ni son intercambiables. Las opciones políticas auténticas, crecen y avanzan gracias a sus propias adquisiciones. Y estas dependen en gran medida de una honestidad intelectual que nada tiene que ver con una racionalidad instrumental, que se cree lúcida por que es cínica y sabia porque es experta en embaucar y navegar en los enredos de la real-politik.
La política no es así, por más que los ideólogos del oportunismo llenen el escenario de sus simplificaciones.
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