sábado, 8 de enero de 2011

Placer, sobrevivencia y negocio escurrido

Placer… Una de las cosas que más me gusta es bañarme. Debe ser esa consciencia de despertar que se hace ineludible con el agua chocando suavemente contra la piel. Mi regadera tiene escaso el chorro del agua. Dicen que si renuevo la “cebolla” se incrementará la presión. El calentador tampoco funciona muy bien. Parece que data de los sesentas, así que tiene más años que yo. Hace meses que tengo estas reposiciones entre mi lista de pendientes y enero es buen mes para llevarla a cabo.
Otra de las cosas que disfruto es beber agua. Normalmente la tomo por instinto sin reparar en que volteo el enorme garrafón de plástico y lleno un vaso que vacío de prisa hasta la última gota. El acto de regar plantas también me entusiasma. Ver como el agua se pierde transparente entre la tierra y la oscurece por minutos.
En la ciudad de México el agua ya es un tema de escasez. Más de una vez este año tuve que irme a bañar a casa de mi hermana corriendo en pijama por el camellón, porque en esta zona cortar el agua es ya una práctica casi bimestral, lo que en comparación con otras zonas, no resulta grave. Recuerdo cuando viví junto a las oficinas del ingeniero Cárdenas y gozaba del privilegio de prestar mi regadera a los sin agua, porque en mi cuadra nunca la quitaban. Sigo pensando que el suministro de agua garantizado en ese recuadro de la ciudad no es fortuito.
Sobrevivencia… En cambio en Iztapalapa el recorte de agua es cotidiano y cuando la reciben, las familias aseguran que el agua es imbebible. Habrá que recordar las declaraciones del diputado Carlos Augusto Morales, quien preside la Comisión de Desarrollo Metropolitano de la ALDF: “de los 6 mil 71 pozos de agua que existen en la zona metropolitana del valle de México, poco más de la mitad, 3,048, son clandestinos. Algunos son propiedad de grandes empresas y corporativos, que no pagan ningún derecho por usufructuar el líquido”. Y pone como ejemplo el caso de Coca Cola que en Ermita Iztapalapa construyó un pozo clandestino, mismo que no ha sido clausurado por la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA).
Negocio… Las ganancias resultan redondas cuando ante la sed se tiene que recurrir al agua embotellada y ante la mugre se tiene que pagar por el suministro en pipas de agua. Así pasa también en la mayoría de los municipios del país. No hace mucho escuchamos la denuncia del diputado Roberto Cerezo Torres que afirmó que “de acuerdo con una investigación, de los 310 millones de litros de agua purificada, Femsa Coca-Cola se apropia de 49.1%, mientras que Grupo Modelo concentra 36.4%; Pepsico 5.9%, Nestlé 4.9% y Danone 3.6 por ciento”.

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1 comentario:

RUSH dijo...

Mayte, lo grave de la situación del agua, es que los legisladores ni siquiera saben de qué se trata...
Es un crimen que este país, donde la enorme mayoría vive precariamente, sea el segundo consumidor mundial de agua embotellada.
El agua potable entubada cuesta, por litro, 8 mil veces menos que la embotellada. Eso da el tamaño de las empresas embotelladoras.

El gobierno no sólo no invierte para entregar agua potable a la gente, sino que además es cómplice de las políticas de terror contra el agua entubada (por infecciosa) beneficiando a los dos grandes del agua pública: Coca y Pepsi.

Ocurre que al fin y al cabo, con esta práctica el agua en realidad se ha privatizado. Un bien público, esencial, y por el que ya pagamos, se volvió mercancía.

El agua es uno de los derechos fundamentales, y en la Constitución debe quedar claro que "el derecho a la vida", debe concretarse en lo que sostiene la vida (casa, alimento, salud, luz, agua, trabajo, escuela)

Pero si los diputados no saben cuáles son los fundamentos de los derechos fundamentales, es porque también en la sociedad se ignora qué chingados significa ser ciudadano en este país...
(iba a decir en este país de mierda)
alberto

cio