domingo, 7 de septiembre de 2008

FOTOS

No he comprado la cámara, pensé que será mejor reparar la vieja y conseguirle una batería. Pero justamente hoy me hubiera sido útil llevar una a la mano. La mañana estaba fresca, perfectamente fría como para caminar sintiendo la piel chocar contra el aire húmedo. Hace tiempo que no veía a mis perras de cerca. Algunos domingos había alcanzado a ver sus narices y lenguas asomadas por las ventanillas de la puerta y me había acercado a saludarlas. Hoy corrimos bajo la lluvia invisible y se zambulleron impetuosamente en los charcos de lodo. Tengo los pantalones sellados con sus patas, mi coche está tapizado de pelos y apesta terriblemente a perro mojado. Las dejé en su casa y de ahí me traje un bonche de fotos que había olvidado. Vi foto por foto de prisa mientras me tocaron semáforos rojos en el camino. Entiendo poco como se van entretegiendo las historias de la vida real y entiendo menos como se difuminan. Pensé que en algunos años veré el bonche de fotos que tengo por tomar y sé que la mayoría de ellas serán situaciones inesperadas, sin control, sin guión. Así pasa. Lo único que tengo por cierto es que las fotos tomadas son siempre las mejores que se pudieron tomar en las circunstancias en que sucedieron.

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