La criminalización de las mujeres que decidan interrumpir su embarazo ha quedado aprobada ya en 17 estados de la República. No es de sorprender que en todos los congresos locales, las mujeres representen menos del 30%. La forma en la que esta decisión fue avalada se realizó sin consultar a las mujeres en sus estados.
Según Drude Dahlerup, la viabilidad de promover una sólida agenda de género está directamente vinculada a la conformación de una masa crítica, esto implica que no sólo se tenga una representación descriptiva de mujeres en el Congreso, sino de una representación sustantiva de las políticas públicas en su favor. El comportamiento de los congresos locales puede representar una vista anticipada de lo que seguramente se pretenderá legalizar desde el Congreso federal, considerando que la escueta incorporación de diputadas federales es un vaticinio de la poca representación que tendremos en una decisión crucial para defender nuestras libertades.
Uno de los problemas principales es la forma en que están estipuladas en la ley las cuotas de género. Para aspirar a un escaño en el Poder Legislativo en México, la equidad de género está reglamentada por el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) que establece que 40% de las candidaturas debe ser de un mismo género. Sin embargo, la excepción que señala este mismo marco jurídico detona condiciones de inequidad que quedan solventadas legalmente.
La contradicción reside en eximir de la cuota las candidaturas que se definen por elección interna del partido. En la fracción II del artículo 219 del Cofipe, “quedan exceptuadas de esta disposición las candidaturas de mayoría relativa que sean resultado de un proceso de elección democrático, conforme a los estatutos de cada partido”. La normatividad electoral nos enfrenta a un falso dilema entre las elecciones democráticas y la cuota de género.
En el PRI la excepción hace la regla, para definir a sus diputados de mayoría relativa en 2009 optaron por elegir 95% de sus candidaturas por elecciones primarias, de las cuales 25 mujeres son hoy diputadas federales. Sólo definieron 15 escaños por cuota, de los cuales dieron 5 a las mujeres, pero ninguna llegó al Congreso. En coalición con el Partido Verde colocó a cuatro mujeres más en el Congreso.
El PAN definió sin elección primaria 70% de sus candidaturas, otorgó 90 espacios a las mujeres de la cuales sólo 10 son diputadas federales. Del 30% de las candidaturas definidas por elección, dio 50 escaños a mujeres, seis ganaron la diputación.
El PRD optó por definir 253 de sus candidaturas sin realizar elecciones democráticas. Colocó a 81 mujeres de las cuales dos son diputadas. Por elecciones definió 47 candidaturas, ocho mujeres ganaron al interior y sólo cuatro son diputadas federales.
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