De los jóvenes esperamos que esperen. Esperamos que sigan soñando. Esperamos que tengan iniciativa. Esperamos que se organicen, que generen proyectos productivos, que lleven su vida y no que la vida se los lleve a ellos. Esperamos que conjuguen sin temor los verbos en futuro: haré, descubriré, transformaré, evitaré, construiré. Aunque para definir la juventud hay amplias posibilidades de entramparse en pegajosos lugares comunes, lo que se espera de quienes tendrán en sus manos al país en una y dos décadas, es que imaginen y concreten.
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